“RAJOY Y LA SUCESIÓN ABIERTA”
Sorprendiendo a propios y extraños, Zapatero exhibió en la primera jornada del Debate sobre el Estado de la Nación un vigor, una combatividad y una concentración como hacía tiempo que un político no exhibía en la Carrera de San Jerónimo. Cuando tantos le imaginaban desmoralizado, el presidente del Gobierno salió al ring parlamentario como un púgil no ya sólo en plena forma, sino con ganas, con muchas ganas de librar y de ganar el combate. No se descuidó un segundo y exhibió una variada panoplia de golpes ofensivos y defensivos, algunos de ellos muy brillantes. El resultado fue que Rajoy recibió el castigo de su vida y se derrumbó en la lona. Noqueado.
Mediada la tarde, el alborozo en las filas progresistas era notorio. ZP acababa de revalidar su liderazgo de un modo muy enérgico. En cambio, la desolación era total en las filas conservadoras.
J M (Chema) Buzarra Cano
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