Tenemos que cambiar muchas cosas. Por ejemplo. Hay medio centenar de leyes que esperan su turno en el Congreso de los Diputados y se esperan otras vente más que caerán en el presente mes. Algunos (como este que escribe) pensamos que “este es el país que más legisla del universo”.
Uno de los proyectos verdaderamente necesarios es el de la reforma de la financiación local y autonómica que aplazada en principio para después de las elecciones municipales del 27 de marzo, tampoco saldrá adelante hasta después de las generales de marzo de 2008. Su destino es el aplazamiento permanente, legislatura tras legislatura, gobierne quien gobierne la nación a no ser que se produjera el milagro del consenso entre todas las fuerzas políticas.
Así las cosas, se me ocurren dos cuestiones.
Primero: que se prohíba cambiar una ley antes de cinco años de forma que podamos ver si funciona o no. Esto podría ser un antídoto para frenar a más de una Señoría su afán “productivista”.
Segundo: que se pongan de una vez por todas y muy especialmente los nacionalismos periféricos, así como las CCAA “grandes”, de acuerdo pensando en los ciudadanos. Ejemplos como la mala financiación sanitaria.
J M (Chema) BUZARRA CANO
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