Algunos compañeros del PSOE
La Rioja se sentirán felices por aplicar los estatutos y los reglamentos. Se
sentirán fuertes pero en el fondo lo que manifiestan es su debilidad. Un PSOE
como les gusta denominarlo “moderno” no debiera utiliza la guillotina contra
sus correligionarios porque pone en cuestión ante la ciudadanía cual sería su
actitud para afrontar los problemas de la gente si un día llegaran a gobernar.
Estas acciones son las que alejan de la política a los ciudadanos y hace
posible que los militantes dejen el carnet.
Hay muchos que estos días andan despistados a
resultas del “caso” abierto entre César Luena, s. general del PSOE La Rioja y
la comisión ejecutiva local de Logroño. Y digo esto, porque el asunto no es lo
que ahora nos cuentan que tiene que ver con la vida y trabajo de oposición al
PP desde el grupo municipal socialista, sino con el planteamiento y formas de
entender los valores políticos del máximo responsable de los militantes socialistas
riojanos y de su equipo.
Así, es erróneo mirar el dedo acusador que se
alza señalando a la Luna y más certero será
dirigir la vista al cambiante satélite, para no caer en la trampa “luenista”
que éstos ejecutivos nos quieren tender a la militancia y a la sociedad, por
otro lado nada imbécil.
La cuestión es que la dirección regional, con
el respaldo ciego de la dirección federal, suspende de funciones al ente que
hace un año ganó por abrumadora ventaja al candidato de César Luena. ¿Qué es lo
que se dilucidaba en aquella asamblea? Ni más ni menos que la tranquilidad de
César Luena para exhibir tranquilamente su proyecto liberal (contrario al
socialismo democrático) y ocupar todo el espacio mediático y organizativo que le
permitiría además colocar al alcaldable para la capital. Y esto no es lo que
estaba produciéndose y, de ahí, la imposición de un mensaje y su
correspondiente decisión de disolver a la comisión ejecutiva local de Logroño.
Como se suele decir “Muerto el perro,
muerta la rabia”.
Sobre el mensaje “luenista”, cabe destacar
algunos objetivos arto contradictorios con lo que venía ocurriendo “RESTAURAR
LA NORMALIDAD Y LA ESTABILIDAD....” y a su vez también contradictorios para con
él del presidente de la gestora JL Lagunilla que dice: “….no sobra nadie y
llamo a la unidad y a trabajar en la misma dirección”. Luego si es para hacer
lo que la comisión ejecutiva local venía desarrollando ¿Para qué cambiar? ¿En
qué quedamos?
En mi opinión, los que nos identificamos con
el socialismo sí que es una ANORMALIDAD, el cómo pretenden solucionar un
problema -que en principio y si lo das por existente (que ya es mucho decir)-, es
irritante y si además lo comparas con los problemas que tiene la gente es socialmente
sobrecogedor.
El s. general y cuantos han apoyado el
expediente sancionador, cada vez más se alejan de los trabajadores y del cuerpo
electoral que se ha venido identificando con el partido fundado por P.
Iglesias. Conclusión. El que a hierro
mata, a hierro muere.