El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en una declaración institucional realizada desde la Moncloa, nos informó de la nueva composición del Ejecutivo, que supone, en palabras del presidente, “una renovación generacional” y un reforzamiento de la presencia de mujeres al frente de los ministerios incorporando perfiles procedentes de la acción municipal.
Para Sánchez, es el momento de relanzar con toda la fuerza la agenda de cambios que anunció en el discurso de investidura y que ha estado muy condicionada, prácticamente desde la formación del Gobierno, por la irrupción de la pandemia. “La recuperación debe ser social. De lo contrario llegaríamos a una mayor desigualdad como ocurrió precisamente en otras salidas de la crisis. Los frutos del crecimiento económico deben llegar a toda la sociedad, empezando por quienes más precisan del apoyo público”.
Perfecto, ahora el siguiente paso trata de tener un partido más en consonancia con estos retos y evidentemente ¿Quién puede oponerse? Nadie. Lo malo es que en La Rioja desde hace una año -que se sepa-, existe un enfrentamiento entre Francisco Ocón y Concha Andreu, secretario general y presidenta del gobierno regional que parece no cesar y esto no es bueno para los objetivos y planes de Pedro Sánchez.
Si miramos el calendario congresual todo apunta (eso dicen), a que los “litigantes” están engordando sus huestes afiliativas teniendo como antecedentes la elección de Kilian Cruz como s. general de la agrupación de Logroño hace unos años y las primarias abiertas para elegir al alcaldable, hoy mandamás de la capital riojana, Pablo Hermoso de Mendoza y, dicen que con marrullería afiliativa conocida ya por Ferraz.
Así las cosas
diríase que Ferraz y/o Moncloa tendrán que emplear unas cuantos horas más para
“pacificar” el escenario pues, todo apunta a que cualquier votación que se de
en estos próximos meses cara al 40 y 15 congresos federal y regional, se
valorará en estricta clave interna apuntándose el éxito o fracaso en
favor de los de Concha o bien a los de Pablo. Sí. Digo Pablo, que no Paco.
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