“SANCIONEMOS A LAS EMPRESAS AUTOMOVILÍSTICAS”
El pasado día 4 de octubre se aprobó la reforma del Código Penal en materia de Seguridad Vial –con el voto en contra del PP y la abstención de IU y ERC-, que finalmente podrá llevar a prisión a los conductores que cometan los delitos más graves. La reforma eleva las faltas a delitos en casos concretos de exceso de velocidad (conducir por encima de 200 kilómetros por hora en autovía y a más de 110 en vía urbana), por consumo de alcohol (más de 1,2 gramos en sangre) y por circular sin tener el carné.
Bueno, creo que está bien aunque veremos su aplicación. Ahora bien. ¿Por qué se permite construir vehículos cuyas motorizaciones superan los límites establecidos por la ley? Si lo que desean las multinacionales es seguir sacándonos a los consumidores el dinero de nuestros bolsillos ¿Por qué no reorientan la investigación no tanto en correr y si en seguridad?
En todo esto hay una doble moral y nuevamente el ciudadano conductor es el centro de atención parlamentaria, pero porqué no se pone el acento en los constructores de estas máquinas. Verán. Cuando di mis primeros pasos sindicales aprendí que sacar al empresario un plus de penosidad no era lo correcto. El trabajador seguía enfermando y cogiendo bajas laborales. A la reivindicación economicista pronto se le dio la vuelta y la consigna fue negociar la eliminación de raíz del causante contaminador. Es decir y perdonen la expresión, “muerto el perro, muerta la rabia.
Me pregunto por qué los parlamentarios no equilibran el planteamiento contra los conductores y reparten su sana preocupación entre éstos y las empresas automovilísticas que son las que ponen en el merado estas infernales máquinas de matar. Por cierto ¿Para cuando un Código de Circulación Europeo?
El pasado día 4 de octubre se aprobó la reforma del Código Penal en materia de Seguridad Vial –con el voto en contra del PP y la abstención de IU y ERC-, que finalmente podrá llevar a prisión a los conductores que cometan los delitos más graves. La reforma eleva las faltas a delitos en casos concretos de exceso de velocidad (conducir por encima de 200 kilómetros por hora en autovía y a más de 110 en vía urbana), por consumo de alcohol (más de 1,2 gramos en sangre) y por circular sin tener el carné.
Bueno, creo que está bien aunque veremos su aplicación. Ahora bien. ¿Por qué se permite construir vehículos cuyas motorizaciones superan los límites establecidos por la ley? Si lo que desean las multinacionales es seguir sacándonos a los consumidores el dinero de nuestros bolsillos ¿Por qué no reorientan la investigación no tanto en correr y si en seguridad?
En todo esto hay una doble moral y nuevamente el ciudadano conductor es el centro de atención parlamentaria, pero porqué no se pone el acento en los constructores de estas máquinas. Verán. Cuando di mis primeros pasos sindicales aprendí que sacar al empresario un plus de penosidad no era lo correcto. El trabajador seguía enfermando y cogiendo bajas laborales. A la reivindicación economicista pronto se le dio la vuelta y la consigna fue negociar la eliminación de raíz del causante contaminador. Es decir y perdonen la expresión, “muerto el perro, muerta la rabia.
Me pregunto por qué los parlamentarios no equilibran el planteamiento contra los conductores y reparten su sana preocupación entre éstos y las empresas automovilísticas que son las que ponen en el merado estas infernales máquinas de matar. Por cierto ¿Para cuando un Código de Circulación Europeo?
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