REFLEXIÓN TRAS MANIFESTARME

Ayer noche nos manifestábamos por las calles de Logroño, denunciando una vez más, insistiendo que la crisis económica mundial tendrá un impacto negativo sobre millones de personas. Según algunos expertos habrá 100 millones más que pasarán hambre y más de 1.000 millones que vivirán bajo el umbral de la pobreza (menos de 1,25 dólares al día). Pero, lo más curioso es que después de inyectar millones de euros y de dólares a la banca mundial, muchas de estas entidades, que son pilares fundamentales del capitalismo, empiezan a recoger suculentos beneficios y encima, sin cambiar los usos y costumbres para con sus clientes. Situación que paralelamente está generando en algunos gobernantes claras contradicciones de índole ético y moral que, en cualquier caso, digo yo pueden cortar de raíz a nada que se lo propongan.

Por eso y por tantos dislates que nos producen contradicciones mil, este año el Llamamiento Mundial contra la pobreza, adquiere más significado que nunca. Se trata de evitar que la crisis sirva de coartada para paralizar o incumplir los compromisos que los líderes mundiales, adquirieron en 2000, para promover un mundo mejor y más justo.

Personalmente y como decía hace un momento, contra esta injusticia hay que seguir batallando porque el objetivo es claro. Hay que lograr un mundo mejor y más justo a través de la consecución de los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM).

La lucha político y social continua.