abría preguntarse quién es el valedor en España del trumpismo pues, desde hace algún tiempo venimos padeciendo estas taras que corroen la convivencia política y que quiérase o no alcanzan al conjunto de la ciudadana. Todos podemos recordar como la gran mentira en torno del atentado del 11M, pudo ser el germen a la española de esta forma de estar en la política, así como no hace tanto tiempo el peligroso cuestionamiento del voto por correo en nuestro país.
Dicho lo cual todo indica que Vox es un aprendiz aventajado, pero lo cierto es que donde se nuclean estas malas artes es en el PP o mejor dicho en algunos “pepes”. Ahora bien, en mi opinión, no podemos engañarnos pues la polarización a cualquier precio que ha estado muy presente en estos últimos meses, está desinflándose ya que un partido de gobierno no puede centrar su oposición prioritariamente en la movilización callejera y creo atisbar una progresiva aceptación de una página a pasar cuanto antes. Y si no miren por ejemplo que pasa en La Rioja, donde un Gonzalo Capellán huye de entrar al trapo en los saraos genoveses, haciendo saber qué el sólo habla de los asuntos que afecten a los riojanos o de Conrado Escobar, que muy dignamente ha sabido estar con el colectivo LGTBI.
Contradicciones que desde el bloque progresista hay que explotar y hacer llegar a nuestro electorado. No es lo mismo la actitud política que emana desde Andalucía con un tal Bonilla, que la practicada por la populista lideresa madrileña Ayuso. Planos estos que para nada hay que interpretarlos como pluralidad partidaria, sino más bien, de un desorden que camuflan las guerras internas dentro de la derecha.
Llegados a este punto nos podemos preguntar si el Talón de Aquiles del supuesto moderado que nos llegó de Galicia, me refiero a Alberto Núñez Feijoó, es por el no dar y visibilizar la autoridad ante los de Isabel Ayuso. Cada día que pasa más urgente va a ser el frenar a la “fachoesfera” de la M30, si no quiere ser devorado.
No sabemos si esta soterrada crisis hará caer o no a Ayuso o si ésta toma las de Villadiego. Pero lo cierto es que el acuerdo alcanzado el pasado día 25 de junio entre el PSOE y el PP desatascando el CGPJ, está claro que a la ultraderecha española no les ha gustado (cínicamente no dicen lo que les pide el cuerpo) y de momento se les ha caído la estrategia frentista contra el que ellos llaman “sanchismo”. Conclusión. Alberto Núñez y Pedro Sánchez, a ambos les interesa la nueva situación. Isabel Díaz está emparedada.
