3/4/24

SEMANA SANTA vs ANNUS HORRIBILIS

 

El pasado pesa sobre mi presente. Con todo respeto. Menos capirotes y más dar la cara, que para esconderse ya están los perfiles falsos en Internet. Así que...Menos golpes de pecho. 

Recuerdo aquel Logroño en tiempos del dictador Francisco Franco, donde la Semana Santa, se teñía de un gris obscuro con marcado regusto por el negro luto y se llenaban las calles de embozados penitentes purgando sus pecados, en el que la inmensa mayoría de vecinos, en obligada participación, visitábamos una por una las iglesias de la ciudad para rezar no se cuantos Padresnuestros y Avemarías. 

En mi mente ha quedado, entre otras, la imagen de entrar en los templos como si te embarcaras en un viaje a lo misterioso a la vez que tétrico. Todas las imágenes estaban envueltas en sacos negros o morados que me infundían terror. ¿Pero, y en casa como se vivía? En un absoluto recogimiento. Ni Dios osaba cantar en el barrio, siendo los escasos aparatos de radio que se tenían los que nos daban algo de música religiosa o clásica y, si salías a jugar a las calles sin asfaltar cuidadín con gritar y blasfemar. 

Las calles del centro urbano en esos días se llenaban de procesiones religiosas que me causaban inquietud donde los silentes penitentes, con rostro cubierto con capirotes escondían su faz, que confieso me infundían cierto temor. En este ambiente los cofrades -supongo en estrecha comunión con el régimen dictatorial-, participaban junto a los Ejércitos de Tierra, del Aire y la policía Armada. 

Como supondrás eran días muy aburridos, días de vigilia y abstinencia, en los que no se podía comer carne ni hacer el amor. ¡Qué tendrá el amor o el deseo! Siempre está penado. Que manía. Digamos que el sexo para el nacionalcatolicismo sólo era bien visto, si era para procrear y poco para gozar. 

Para mi, aquella Semana Santa represora, finalizaba con la procesión del domingo de Resurrección, que daba paso tras la misma al amigable poteo/chiquiteo por las calles del Casco Antiguo. El lunes de Pascua, si no me equivoco todo empezaba de nuevo. Las mujeres en casa a lo suyo, los hombres a currar y yo al cole. 

Hoy, mientras escribo estas líneas miro el almanaque que me hace compañía y me parece que la Semana Santa se ha extendido a lo largo de todo el año. No hay más que ver los informativos televisivos y tertulias para comprender que la muerte y la desgracia están muy cerca de nosotros. 

En fin, la desdicha, no hay por que pasearla a hombros de cofrades, ni cantarle saetas, ni himnos marciales como hemos visto un año más. Lo que hay que hacer es revelarse ante tanto desdicha, odio y bulo que genera el sistema injusto en el que nos toca vivir.

Así que, si me dan a elegir prefiero al Cristo de Machado, que no a otros del extremo dolor donde el “Valle de Lágrimas” y la resignación impera. 

¡¡Viva la VIDA!! Coño. 

 

 

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