23/9/07



“FLEXIBLE COMO EL JUNCO, FIRME COMO EL ACERO”

El otro día, a punto de sonar la famosa sirena del Espolón logroñés, oí que me citaba por mi nombre. Pronto adiviné quien era la persona que me llamaba. Era una periodista a la que años atrás, tuve el honor de poder transmitir mientras tomábamos algún que otro café, mis posiciones políticas y sociales. Hacía algún tiempo que no nos veíamos y tengo que decir que me congratuló el reencuentro. En cualquier caso y después de las mutuas preguntas de rigor: ¿qué tal estás? ¿ahora que haces? ¿qué es de tu vida? Va y me dice: ¡ya se de tus andanzas a través de “elcibermilitante”! Y, tras este y otros comentarios relacionados con las nuevas tecnologías, la comunicación….y la “línea editorial” de mis mensajes electrónicos, nos despedimos animándome a seguir reflexionando.

Pasados unos días, reconozco que me halagó saber que mis opiniones se leen con independencia de coincidir o no. ¿Pero cual es la “línea” a la que se refería mi interlocutor? A mi entender y sin pecar de ingenuo, la de no echar más leña al fuego. Actitud que no hay que confundir con la práctica brahamánica. Sí, la que se representa con los tres famoso monos (el que no ve, no habla y no oye) que por eso de la globalización los podemos encontrar en cualquier bazar. “Línea”, digo yo, que pasa por ser radical en la defensa de los principios y moderado en cuanto a la estrategia para su consecución. Así, la palabra, diálogo y negociación se convierten en un inestimable patrimonio de la humanidad, que utilizados con sapienza en una sociedad democrática como la española, bien pueden dar nuevamente frutos positivos.

Así que, si las personas de las derechas y en menor medida algunos de las izquierdas, retornaran sinceramente a la práctica diaria de esta fórmula y, pasaran cada vez más de la política-mediática-empresarial-financiera que rigen en todos los medios de comunicación social, mejor nos iría a todos. Deseo, por el que también merece luchar, ya que si se quiere consolidar y avanzar en el Estado de Bienestar, se hace obligado sentarse y dar soluciones a los problemas de esta sociedad de consumo en la que nos toca vivir.

Yo, a eso he jugado y si me permiten las circunstancias volveré a hacerlo.

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