La devoción por la
Virgen de la Esperanza viene de la Edad Media, aunque no fue patrona oficial de
Logroño hasta 1948. El 18 de diciembre de 1976, cuando el pleno municipal le
concediera el título de «alcaldesa mayor de la muy noble y muy leal ciudad de Logroño.
Como vemos, todo ello previo a la Transición Democrática
Señalaba el filósofo italiano Umberto Eco que
entre otras señales del fascismo se encuentran “El culto a la tradición y las raíces”
y “El rechazo a las ideas modernas”. Como sé que lo que escribo me lo miran con
lupa, vaya por delante que respeto la libertad religiosa pero no me digan
ustedes que ver en plena pandemia del coronavirus “desconfinanciar” a la Virgen
de la Esperanza, siendo actores el Alcalde Pablo Hermoso de Mendoza y el
concejal Kilian Cruz Dune tiene mucha miga.
El motivo al parecer era el de “recibir las
peticiones de que bendiga a la capital riojana y por todas las personas y
colectivos que luchan contra la pandemia provocada por el COVID-19”. Vale, si
lo hacen a título personal pero, si unos representantes de los ciudadanos,
Alcalde y concejal, se presten al juego políticoreligioso en pleno Estado de
Alarma me parece criticable.
Desde mi visión he de decir que este acto
religioso si lo hubiera realizado el PP lo habría criticado y, mucho más si lo
hacen ciudadanos socialistas. ¿Por qué? Por que va en una dirección francamente
contraria a lo establecido por el 39 Congreso federal del PSOE tendente en avanzar en el
principio de neutralidad religiosa. Por poner en cuestión qué es lo que tiene
que primar si “la ciencia o la superstición” en pleno siglo XXI. Y además, es
un mal ejemplo cuando se está repitiendo por todas las Instituciones “quédate
en casa”.
Aún con todo me pregunto si es oportunismo o
oportunidad política. Es populismo o es entrismo pseudoreligioso. O simplemente
es un infantilismo político.