16/4/20

EN INTERNET SE ESTÁ LLEGANDO A LÍMITES MUY PELIGROSOS


El coronavirus nos está dejando muy patente la catadura moral de muchos individuos que con tal de hacer daño al gobernante de turno, en esta ocasión a Pedro Sánchez y al Ejecutivo de coalición, son capaces de irradiar odio a espuertas. Les importa un comino si con ello lesionan a otros congéneres o si  corro en el sistema democrático. Como se suele decir “son mala gente”. Los hay conscientes de ello y se lo trabajan a fondo pero, también los hay otros, que con una falta clara de empatía rebotan mensajes sin más. Todos ellos para mí son culpables.

Tal es la situación que el otro día tuvimos la posibilidad de escuchar en el Congreso de los Diputados lo que el presidente del Gobierno de España espetó a Santiago Abascal. "Me dirijo a usted y a sus millones de 'bots' (robots en redes) que juegan con los "bulos, las mentiras y la desinformación" y con "el instrumento del odio".

Tiempo este –del confinamiento-, en el que se ha agudizado este comportamiento tan antisocial al tener todos más tiempo para emitir mensajes. Luego están algunos medios de comunicación cuya función constitucional es la de informar y no la de intoxicar. Pero les da igual, han convertido todas sus páginas en una editorial. Es decir, libelos ideológicos.

Soy de la opinión de que el PP y Vox mantienen un pulso electoral  jugando con el dolor de los ciudadanos y en el “cuanto peor mejor”, claro para ellos. Mientras los de C’s ya se han dado cuenta y progresivamente se irán desligando  de la derechona y en ello andan.

Termino refiriéndome a que esta pandemia ha puesto de relieve lo débiles que somos como especie en la Tierra. Que en los sistemas sociopolíticos, como el nuestro, siempre hay fuerzas que buscan el debilitamiento de la democracia. Que, pasado el Covi-19 los poderosos/élites se prestarán con ahínco a aprovecharse de la catástrofe social, económica y política que nos deja y pondrán en marcha sus mecanismos de dominación.

Ante esta posibilidad tenemos que estar vigilantes, ser contestatarios y tomar clara conciencia de clase. Lo demás es distraerse y facilitar que siga desarrollándose el capitalismo de casino.



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