28/3/20

INTERNAUTAS ENTRE LA RAZÓN Y EL ESPERPENTO


Conste que ando dudando si seguir o no en esto de las redes sociales o mandarlas al carajo por una temporada. Estado personal que recuerda lo dicho por el escritor y filósofo italiano, Umberto Eco y evidentemente mis propias experiencias. Aquí y ahora todo dios nos sentimos unos genios del análisis y si te descuidas hasta casi damos lecciones a Cervantes. Menos mal que también hay cuerdos y utilizan estos artilugios “líquidos/nube” con prudencia y civismo.

Recuerdo no hace tanto tiempo -un año más o menos-, que a Robert Habeck estrella ascendente de la política alemana (Los Verdes), le pasaba algo parecido a lo que a mí me está pasando y tomó la decisión de renunciar a las redes sociales, señalando que twitter en concreto, ejerce una influencia negativa en el debate público.

Digo todo esto, sabedor del discurso de la supuesta “democracia en red” y lo útil que es estar interconectados. Pero, no es menos cierto que estos instrumentos de comunicación a los que tenemos que sumar el artilugio del whatsapp dan el derecho de hablar a legiones de listillos. Y, ciertamente visto la ingente “mensajería” que me llega a mi teléfono móvil estos días, a razón del coronavirus, me sumo a lo dicho por el filósofo italiano que sentenció con aquello de: "Las redes sociales le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que primero hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad. Ellos rápidamente eran silenciados, pero ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los imbéciles". Postura que le valió ataques furibundos pero que muchos empezamos a compartir.

La tragedia de Internet es que ha promovido al papanatas de turno, muchos de ellos con síntomas de cabreo y en ocasiones camuflado bajo el anonimato-, más en línea con el hacer daño que en hacer críticas positivas, elevándose así a vocero de la verdad, anulando al buen periodista, al sesudo maestro, al infatigable hombre de la ciencia…etc, además de zaherir al más pintado y romper amistades trenzadas en el tiempo.  





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