El PSOE nació para combatir las taras que genera el sistema capitalista y consiguientemente hacer un mundo mejor. Ya se que algunos dirán que estas palabras suenan a decimonónicas y que los que pululan por las redes sociales, esto les suena a música celestial. Pues bien, a esos que ora votan, ora se abstienen y que les guste o no forman parte de la clase explotada por este sistema claramente injusto, les digo que el 23 de julio la opción del lamento o del quedarse en casa no les va a sacar del hoyo ni muchos menos.
¿Queremos, quieren que hablemos de donde partimos? Bien, para empezar la causa en gran medida es como subrayan las cifras de la OCDE, el poder adquisitivo de los trabajadores españoles está hoy por debajo del que tenían en 2000, antes de que el país se incorporara al euro, a pesar del gran crecimiento del PIB desde entonces. Esa es la cuestión de fondo y de ahí que muchos votantes, hasta hayan creído que el PP-Vox son los que van a poner el cascabel al gato. Se equivocan pues, ambos son ideológicamente los cabestros del capitalismo. Revisen la historia y dejen de perder la vista viendo el telegram, el instagram...etc. Lean un poco y comprenderán de lo que les hablo.
¿Cómo se soluciona esta situación? Lo cierto es que en un mundo globalizado es muy complicado pero si me lo permiten sólo cabe el organizarse sindicalmente para mejorar las condiciones salariales, sociales o asistenciales en el marco de la empresa y cuanto ello supone en el día a día. Desde el despotrinque en las redes sociales, los que mandan, siguen frotándose las manos viendo su entretenimiento y falta de conciencia de clase. Eso antes le llamábamos ¡alienación!
Termino con dos reflexiones. Todo aquel que sólo gane 1.300 euros hace tiempo que no ve claro que es esto de la fiesta de la democracia y cada vez está más lejos de ir a votarnos. Y, la segunda es que la valiente política económica del Gobierno ha ayudado a parar el golpe, pero la gente corriente vive cada vez peor, aunque no sea culpa del Ejecutivo. Por tanto, sacar pecho sin más es erróneo dado que ahonda la brecha entre unos dirigentes satisfechos con su balance y unas clases populares exhaustas.
Nuevamente se hace necesario reequilibrar la
situación o seguirá aumentando el abismo entre la Dirigencia socialista y el
cuerpo electoral progresista al que nos debemos. Hagamos propuestas creíbles y
medibles en el tiempo. Salgamos del pijopregresismo y seamos una izquierda
clásica útil, que no fútil.
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