Me alarma el creciente número de compatriotas
que añoran una España que nunca existió: un país donde todos sus habitantes,
uniformados en creencias morales, éticas y costumbres, moldean una nación
“grande y libre” que bebe de la dictadura franquista. Y es ahí donde aparece el
monstruo de Vox, un partido que está contra el SMI, las pensiones, la igualdad
de género… y un largo etcétera.
Y yo me pregunto: ¿desde cuándo las derechas
han favorecido a los trabajadores o a las clases populares? El engañabobos es
tal que cualquiera que no encaje en esos parámetros se convierte
automáticamente en enemigo.
Así, un tal Abascal se vende como prototipo de
“españolidad”. Además de ser falso, evidencia la guerra cultural importada
desde Estados Unidos, cuya plataforma política en España es Vox.
Quiero terminar con el mejor antídoto: el
humor. Fíjense en la foto que acompaña este texto. Tan español es quien les
escribe como Abascal o Abderramán II. ¡Ya basta de falsos estereotipos! Por
cierto, Jesús de Nazaret, ese sí que no nació en la Hispania romana.
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