Soy de la opinión de que en política funcionan los “vasos comunicantes”, y de ahí surge todo el enjambre de reuniones, pactos y estrategias partidarias que se diseñan.
Hoy, a diferencia del PSOE, el PP y Vox han decidido deshumanizar a Pedro
Sánchez: ya no lo consideran un adversario político, sino un enemigo.
Por eso me pregunto si es posible mantener a Gonzalo Capellán en silencio,
como si no formara parte de ese engranaje. Cada día resulta más difícil
imaginar acuerdos con el presidente de La Rioja, porque —nos guste o no— su
partido entiende la política como una acción en beneficio propio y no de la
sociedad.
Un ejemplo significativo: hace apenas unos días, en Lanzarote, el PP
registró una moción para declarar persona non grata al socialista Pedro
Sánchez, el más ilustre veraneante de Costa Teguise.
Podríamos pensar que eso ocurrió muy lejos de La Rioja y que no nos afecta.
Pero la pregunta es inevitable: si el vecino de enfrente insulta y ultraja a
otro, ¿qué hacemos? ¿Mirar para otro lado
… o decir con firmeza: “¡Basta!”?
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