Hace muy pocos horas he estado charlando en
amena conversación sobre el escenario electoral, sobre la calidad democrática
en España y el mucho o escaso conocimiento que se tiene de los líderes. De esta
tertulia saco varias conclusiones.
La primera, es que algunos partidos y
movimientos que se escudan en “una ciudadanía desclasada”, habiendo pergeñado un relato
engañoso además de satanizador contra el
bipartidismo “imperfecto” del PP-PSOE. Me refiero preferentemente a C’s
y Podemos coincidentes en erigirse con cierto rol mesiánico en los portadores de una supuesta nueva política.
En segundo lugar recuerdo que las últimas
elecciones entre el PP y el PSOE concentraron casi la mitad del voto. Ahora en los
sondeos para las siguientes, también se anuncia que tendrán entre el 50% y el
60%. Luego, me pregunto ¿Qué gana el ciudadano con toda esta estrategia de los
partidos emergéntes? En mi opinión más bien poco y más después de ver lo que
están haciendo ante la investidura de Susana Díaz en Andalucía. No mojarse más
que lo justo, porque en su agenda no están los problemas de los andaluces sino
el ocupar el Congreso de los Diputados como si se tratara del “Asalto al
Palacio de Invierno”.
Conclusión: En el marco de las derechas se ha
logrado higienizarlo con el teletransportado Alberet Rivera al albero nacional,
permitiendo al conservadurismo seguir ocupando poder institucional y en lo
referente a la abstracta izquierda “podemita”, ampliar la disgregación electoral
entre los progresistas y dado la impericia de ambos en el pacto volver loco al PSOE.
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