No sé si soy
un pirata de sangre caliente o un bucanero de puerto incierto, pero lo cierto
es que navego con el mando a distancia como timón, buscando orillas donde las
noticias no me arponeen el ánimo. El asesinato de periodistas en directo es
indignante.
En este mar
agitado, donde el mundo —guste o no a EEUU— se ha vuelto multipolar (nada que
ver con el poliamor, aunque la tentación siempre esté ahí), me debato
entre COMPLEMENTAR o SUSTITUIR la información
que recibo… o bien sumergirme como un pez tímido y evitar la agitada superficie.
Dicen que, en
la cartografía de la infidelidad que los hombres preferimos COMPLEMENTAR y
las mujeres SUSTITUIR. No sé si es o no cierto. Pero, si traslado
esa lógica de alcoba a la política/realpolitik, admito que a trancas y
barrancas logro levitar -por suerte-, y me abro a travesías nuevas, a caricias
de ideas, a sensaciones que rozan lo prohibido y me arrancan y así atajo la
áspera realidad genocida, sangrienta…que los poderosos nos imponen como
grilletes un tanto en ocasiones invisibles.
Cuando
recupero el pulso tras tanto infortunio y dejo caer el mando del televisor
sobre la mesa como un sable en reposo, respiro hondo y me lanzo otra vez al
abordaje del activismo como antídoto. Hoy toca movilizarse por los Derechos
Humanos en favor de los palestinos y de otros pueblos más.
Confío que la
sal corrosiva del odio no nos paralice a los demócratas y los medios de
comunicación además de ser empresas especiales, sean también sociales.
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