6/9/25

LA VUELTA CICLISTA Y LA DENUNCIA DEL GENOCIDIO EN GAZA

Sentado frente al televisor, día tras día, miles de aficionados disfrutan del espectáculo de la Vuelta ciclista a España. Sin embargo, este año la carrera no solo ofrece épica deportiva: también se está convirtiendo en un escaparate donde ciudadanos anónimos, con banderas palestinas en mano, denuncian así el sufrimiento del pueblo gazatí.

Posiblemente muchos espectadores compartan la misma visión de lo que se transmite una jornada tras otra: gentes que salen a la carretera o a la calle de su pueblo o ciudad para animar y formar parte del decorado deportivo del momento.

Desde mi cómoda butaca, como les decía, no dejo de admirar a toda esa gente que prefirió renunciar a la siesta mientras escucha la tenue voz de los experimentados comentaristas, capaces de darle, etapa tras etapa, una épica vibrante a la retransmisión.

Pero este año la Vuelta tuvo algo que la del año pasado no tenía. Se ha transformado en un espacio desde el que se denuncia el genocidio del pueblo gazatí. Puedo asegurar —y creo no equivocarme— que los ciudadanos anónimos que portan miles de banderas palestinas, y ninguna de Israel, lo hacen por solidaridad. Por defender los Derechos Humanos. Por algo será.

Por supuesto, en Gaza, por mucho que se empeñen los Trump, Blair o Netanyahu, espero no se lleve adelante una “Riviera de Oriente Próximo” según ha denunciado el prestigioso periódico The Washington Post y en todo caso la “reconstrucción” que sea fruto del empeño palestino y no de los “Fondos buitres de inversión”. Eso espero y deseo.

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