Los afiliados al SPD (Partido Socialdemócrata
Alemán), llevan votando desde hace varios días para decidir si aceptan o no una
nueva
coalición con el bloque conservador de Ángela Merkel para
formar Gobierno. Esta ejemplar acción participativa -no comprendida por algunos
que ven una dejación en la Dirigencia, olvidando que la partitocracia no encaja
en estos tiempos-, finalizará el 2 de marzo habiéndose posibilitado que más de
463.000 militantes puedan enviar por correo su papeleta de voto para aprobar o
rechazar el acuerdo. En este sentido bien por dar la palabra.
Repasando mis “me gustas” dados a través de
Facebook al SPD y al relato expuesto en la campaña electoral por Martin Schulz,
tengo que decir que me siento engañado por este político y su equipo.
Recordemos que la misma noche de las elecciones generales del 24 septiembre,
los socialdemócratas descartaron volver a gobernar junto al CDU. Sin embargo,
tras meses de conversaciones, se alcanzó un acuerdo por el cual el SPD asumiría
los ministerios de Finanzas, Exteriores y Trabajo y Asuntos Sociales en un
hipotético nuevo Gobierno de coalición junto a los cristianodemócratas y el
CSU. ¿Cómo se llama a esto?
Lo que queda claro es que el SPD está
dividido. Por un lado la cúpula socialdemócrata confía en obtener el respaldo
suficiente de los militantes. Y por otro, las Juventudes Socialdemócratas y
Kevin Kühnert, su presidente haciendo campaña en contra de dicho acuerdo.
Situación ésta que coincide con una encuesta
que anuncia el sorpaso del partido de ultraderechas la Alternativa por
Alemania y que da al SPD.
Yo me pregunto, ¿por qué se desdicen tan
alegremente ante su electorado? ¿Por qué se olvidan de las expectativas creadas
por el SPD ante los socialdemócratas y socialistas europeos?
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