Vamos a dejar las cosas claras. Estamos ante una ofensiva de descrédito pensada para quebrar la confianza, convertir al PSOE en un lodazal y empujar a la izquierda al hartazgo y la rendición. Solo triunfará si nos resignamos y dejamos de luchar. El PP y Vox políticamente son los autores.
El Gobierno de España sigue ganando votaciones en el
Congreso de los Diputados pero, esto no es noticia. ¿Por qué pasa esto? Evidentemente porque hay
desde hace casi ocho años una estrategia calculada para provocar un daño
institucional que perjudica a la ciudadanía, pero que ambas derechas consideran
útil para su asalto al poder y llevar a Pedro Sánchez a la cárcel.
Esto ocurre porque la lógica de las derechas no es la del
servicio público, sino la del poder. Es decir, estos partidos no buscan obtener
el poder para servir a los españoles, sino servirse de los españoles para
obtener el poder y, si me lo permiten, hacer caja.
Yo me pregunto por qué esta actitud tan impresentable es
comprada por muchos ciudadanos, cuando su estrategia implica perjudicar los
servicios de sanidad, educación o dependencia, entre otros.
Si el conjunto de la ciudadanía —y muy especialmente las
personas más vulnerables— no toma nota desde ya, que luego no venga con
lamentos. Defiendan lo que tienen y exijan al PSOE seguir profundizando en la
senda del progreso y acoten la multiforme corrupción. De no hacerlo, el escenario será ocupado por los intereses
corporativos, financieros, bursátiles y patronales de los de siempre.

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