El 25 de febrero se hizo un homenaje en el cementerio municipal de Logroño en honor a las víctimas del golpe de Estado y la dictadura franquista allí enterradas. En dicho acto se inauguró el grupo escultórico que lleva por nombre LUZ 396, como recuerdo a las 396 víctimas asesinadas.
Con el paso de los días me asalta
la duda si es lógico que en dicho recinto municipal coexistan dos monumentos,
el recién inaugurado y el conocido por el nombre de Cruz de los Caídos.
El primero, LUZ 396, queda claro
que su origen parte del deseo de muchos ciudadanos que gozamos de un Estado social
y de derecho, es decir democrático y el segundo proviene de una España autárquica
y consiguientemente dictatorial.
Llegado a este principio, por si hay
alguna duda, cabe recordar que La Cruz de los Caídos de Logroño como otros
muchos monumentos más, se erigieron en muchas ciudades de España, siendo
promovidos, proyectados y utilizados durante años por los falangistas y el Estado
franquista con la finalidad de exaltar la sublevación militar golpista, la
dictadura y el ideario de la Falange Española, valores todos ellos
antidemocráticos.
Por tanto, la naturaleza y su significado -a mi entender-, no puede milagrosamente considerarse reconvertido por el hecho de haberse decidido por la Corporación democrática trasladarla a lugar alejado de las miradas de los viandantes, cual es el cementerio municipal.
Así que queridas autoridades me pregunto si con la vigente ley de Memoria Democrática pueden quedar las cosas tal como hoy están o no.
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