Ahora
que tanto se habla de líderes mediáticos y donde la expresión de tu ideario se
concentra en 140 caracteres y en una buena presencia de imagen, contrapongamos a
todo esto a un líder del movimiento obrero español, que junto a otros
correligionarios fundó el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en 1879 y de
la Unión General de Trabajadores (UGT) en 1888. Nos referimos a Pablo Iglesias Posse.
Ya se que
algunos pensarán que deseo y anhelo el pasado, pero no es esa mi intención,
aunque francamente viendo lo que se ve por los platos de las televisiones de
todo el mundo a uno le entran ganas de comprar “la máquina del tiempo” y
largarse una temporadita. Como decía, no es esa mi idea y si recordar cómo un
adolescente de ascendencia humilde, nacido el 18 de octubre de 1850 en El
Ferrol (La Coruña), obligada la familia a marchar a Madrid a una corta edad, es
capaz de llegar a donde llegó. Constancia, paciencia y tener claras las ideas
fueron entre otros aspectos lo que fueron moldeando a este trabajador de oficio
tipógrafo, que no la de profesional de la política.
Sus ganas de
aprender le llevaron al compromiso político y sindical, siendo aceptado por la Asociación
Internacional de Trabajadores. De su acción política cabe destacar las
repetidas veces que irá a la cárcel por su cada vez mayor activismo político. También
será víctima de la represión particular de los patrones que le niegan el
trabajo. Gracias al periódico "El Socialista", que había fundado el
12 de marzo de 1886, y al salario que recibe como impresor, redactor y director
del mismo, eludirá el hambre en más de una ocasión. En 1890, cuando se celebra en
Madrid por primera vez la jornada de lucha del Primero de Mayo, encabeza una
impresionante manifestación y es el encargado de entregar al Gobierno las
reclamaciones de las reformas legislativas, entre ellas la reforma de la
jornada laboral a ocho horas. En
1905 fue elegido por primera vez concejal del Ayuntamiento de Madrid y en las
elecciones de junio de 1910, gracias a la alianza republicano-socialista a la
que se había opuesto Iglesias, fue elegido (con el respaldo de 40.899 votos)
primer diputado socialista que entra en el Parlamento español.
En definitiva, pocos líderes obreros merecieron tanta atención y generaron
tanta bibliografía como él. Fue objeto de vehemente defensa y furibundo ataque.
De cualquier forma, su coherencia ética, su llamada a la regeneración y a la
esperanza constituyen los rasgos fundamentales de su trayectoria vital.
El 9 de
diciembre de 1925 falleció en Madrid. En un cajón de su humilde despacho dejó
un sobre con 1.000 pesetas para "El Socialista", al que había estado
vinculado desde su nacimiento.
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