Vaya por delante que no es deseo el hacer
comparaciones simples sobre lo que acontece en Cataluña, pues sería el primero
en condenarlo.
Pasados ya unos días de la gran manifestación del 29 de octubre celebrada
en Barcelona, escribo sobre uno de los temas expuestos por el ex dirigente
comunista Francisco Frutos, que al igual que
J. Borrell me hizo pensar en varios asuntos de calado ideológico y de
ahí que me pregunte.
¿Por qué cuesta siempre a la izquierda posicionarse
contra los nacionalismos? No lo se con certeza pero diríase que tenemos el
complejo de Edipo mal curado.
La España de hoy no puede ser tildada de fascista y
“pepera” tan alegremente como lo hacen muchos ciudadanos hoy independentistas,
ayer vaya usted a saber si votantes del PSC, CiU o qué se yo. A España hay que
entenderla como una confluencia de intereses, donde los ciudadanos coexisten,
territorial y culturalmente. Con lenguas diferentes y no lo olvidemos habiendo
sido construida durante siglos. Este sujeto político como dicen ahora, no es un
invento reciente. Hecho que a quienes más debiera interesar es a los
trabajadores. Por eso, los trabajadores y las capas populares que se
manifiestan a favor de la independencia de Cataluña, como si fuera este
territorio una colonia de España, hay que decirlo con claridad, están
colaborando con las derechas. Esta no es su batalla por mucho que lo digan. El
independentismo es insolidario por mucho que lo vistan de lucha democrática,
máxime cuando su discurso nace del engaño histórico. Por eso, causa extrañeza
ver a las supuestas izquierdas abrazar el nacionalismo, como si esta lucha
fuera la lucha de clases correcta. Error que sin ánimo de comparar escenarios,
pues nada hay igual, ya les pasó a los trabajadores que fueron a la Gran
Guerra. Naciones contra naciones, trabajadores contra trabajadores. Y, evidentemente
los que morían en las trincheras como chinches eran los de siempre. Los
trabajadores.
Recordemos sobre este particular lo que le sobrevenía
a Pablo Iglesias fundador del PSOE, cuando él se preguntaba ¿Qué es la guerra?
Y decía: “Un crimen de la humanidad. Sí, un crimen que todos, absolutamente
todos, y especialmente nosotros, los obreros, pues somos sus principales
víctimas, debemos combatir”. O lo que mantenía el líder socialista francés Jean
Jaurés asesinado tres días después del inicio de la contienda. Asesinato
realizado por un tal Raoul Villain, seguidor de Acción Francesa, el partido
nacionalista de Charles Maurràs. En fin, siempre el nacionalismo, el
imperialismo de la época con sus ensoñaciones populistas que como vemos tiene
que ser combatido con la razón.
Así que, si la plural izquierda catalana no ha sabido a lo
largo de estos últimos años, poner en su sitio a los nacionalistas, que se va a
hacer. En cualquier caso nos queda el PSC alejado de estas supuestas izquierdas
con las que inevitablemente habrá que trabajar.
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