Cuando en un partido no se
tiene una estrategia y un programa claros, sus miembros más activos suelen caer
internamente en magnificar y polarizar debates de índole interno. Este ha sido
el caso en los últimos meses en el PSOE, donde los riojanos como parte de un
todo no han sido ajenos. Tiempo en el que cada cual para ratificar su postura ha
echado la mirada hacia atrás, colocando el arranque del problema donde ha estimado
oportuno. Los hay que nos retrotraen al momento del referéndum de la OTAN;
otros al abandono del término marxismo, a la ruptura de la “familia socialista”
con la primera huelga general en diciembre de 1988 y algunos centrando la cuestión en el
advenimiento de la Tercera Vía de ZP y la pésima gestión de la crisis económica.
A esto en el argot político lo denominamos “el retrovisor”. Instrumento éste el retrovisor
en el que se refleja según el alcance temporal de cada cual, lo que le interesa
resaltar para desde ahí fabricar un relato. Todo muy cierto si la historia que
se cuenta se ajustara a la realidad.
En mi particular retrovisor,
en los últimos días aparecen y desaparecen compañeros con incuestionable
liderazgo otrora “aparato”, mezclados con críticos del momento, que intentan
situarnos en un alcance visual de no más de cinco años de intrahistoria. Bien,
están en su derecho pues, es la libertad de opinión. Sin embargo, personalmente
me parece mejor establecer la cuestión a partir del declive de la
socialdemocracia y de cuantos compañeros han estado aplaudiendo a la vez que
condenando a cuantos manteníamos que el desnortamiento era evidente y que esto
algún día terminaría muy mal. Militantes en este último lustro que han sido
proactivos y silentes según les ha interesado encuadrándose algunos en el “susanismo”.
Grupo como otros muchos más que coexistirán a lo largo de este año y que es quimérico
pensar que se han disuelto como azucarillo en el agua.
Espejito éste, en el que
también se pueden ver imágenes muy relacionadas con el nominalismo en favor de
uno u otra candidato a la secretaría general del PSOE La Rioja, que nada tienen
que ver con la política electoral o la ideología despejada ya con el triunfo de
Pedro Sánchez y el “somos socialistas/la izquierda”.
En cualquier caso, pase lo que pase, tenemos
que MIRAR AL FUTURO pues soy de la opinión, que la tan
cacareada unidad se reconstruirá con buenos proyectos y alternativas que
generen fundamentalmente credibilidad y entusiasmo entre los ciudadanos,
propiciándose amplios consensos entre los militantes una vez se despeje quién
será el que lidere el socialismo riojano. Por cierto, yo con Paco.
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