Leo en El País el artículo titulado
La Rabia del cual extraigo la frase siguiente: “Creo que sus votantes están deseando irritarse, sorprenderse, excitarse,
incluso escandalizarse con nuevas formas de acción, todo menos aburrirse con
las palabras gastadas”. Es decir, según el autor Manuel Vicent el PSOE
tiene que dejar de hacer lo que hasta hace muy pocos meses su electorado
aprobaba. Mandar al carajo las señas de identidad expresadas con palabras como
justicia, solidaridad…etc. Y de paso, si te descuidas regresar a las barricadas.
En mi opinión, entre otras cuestiones es, si todo el electorado está en esas o
sólo es una parte del mismo, o bien se trata de una reflexión más, de un
articulista que describe una supuesta situación sin dar alternativas -que sería
lo justo y patriótico-, si atendemos a su preocupación.
Coincido con el autor y con
muchos otros socialistas en que la política está muy mercantilizada y que los
gestores de la misma son en muchos caso “políticos de diseño”. Pero si Pedro
Sánchez lo fuera, también la pretensión de ser y estar en el poder es cuestión,
entre otras del “diseño” y de la estrategia de una élite y/o grupo que democráticamente
aspira a estar en “la pomada”. Llegado a este punto, no me digan que no es también
de diseño la nueva formación asamblearia que ha emergido dentro del cuerpo
electoral del progresismo, cuyo éxito de marca no está sustentado en un lucha
de base social alguna y si en una interpretación/aprovechamiento de la acción
de otros movimientos civiles que han nacido en los últimos años de crisis. Es
más, según alguno de sus fundadores pretenden cambiar la situación desde “arriba”.
Finalmente. Quede claro que
soy de los que no he votado a Pedro Sánchez. De los que opino que la unidad que
proclama él y su equipo no es taL ...Pero, también soy de los de darle 100 días
de cortesía en aquello que es lógico, que no en todo.
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