Desde hace unas cuantas
semanas ando silente en aquellos temas que sirven de comidilla en tertulias, artículos
de opinión y editoriales que acaban de una u otra forma intentando “presionar”
al PSOE, para ver si éste facilita la gobernabilidad al PP y más ahora, que
conocemos el resultado fallido de la investidura de Mariano Rajoy. Y, como digo,
he preferido callar, pues poco puedo decir a lo ya comentado por otros
compañeros, si no es apoyar un gobierno en España de cambio.
De cualquier forma y con
independencia de lo que nos depare la política los próximos meses, soy de la
opinión de una vez aparcada la idea de que el PSOE pueda ser la ”casa común de
la izquierda”, ésta tiene que mejorar y mucho la concepción del para qué se
necesitan partidos en una democracia formal pues, no pueden ser sólo máquinas
electorales y si instrumentos que sirvan para organizar la sociedad eliminando
cualquier atisbo de injusticia.
Por eso hay que abrir un
debate interno en la izquierda en general y en la familia socialista en
particular, para articular un Plan Organizativo que haga atrayente a la
ciudadanía los ideales que un día hizo posible el nacimiento -sin ir más lejos del
PSOE-, y así, poder enfrentarnos a la
derecha económica y política.
Fiar todo a la telegénia y
al marketing político es un error del que se tiene que salir cuanto antes. Los
socialistas deben superar la esclerosis militante y regresar al activismo y los
“cuadros” al papel asignado.
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