
Me dice un pajarito que “Bajan las aguas revuelas”. Todo indica que tendremos un septiembre y un octubre complicado la familia socialista. Parece que la plural dirigencia está cada vez más dividida. Tal debe ser la situación que ya empiezan a echar chispas los teléfonos sondeando y vendiendo las bondades de unos frente a los otros. Visto así el tema, le pregunto al pajarito ¿Donde quedan los trinos reiterados del “aparato”, pidiendo unidad? Y este me contesta con un corto silencio antes de decirme. De ser así la situación, se atisban varios escenarios. Uno, que la lucha por ser Diputado y/o Senador sea a muerte entre los actuales líderes. Dos, que al final alcancen un acuerdo repartiéndose espacios de poder institucional y en el futuro también orgánicos. Tres, que nazca algo diferente basado en la integración y renovación y cuatro, que aparezcan los salvadores de turno intentando templar gaitas, dado que ven peligrar su estatus.
No se si esto es tan así, mi querido pajarito, pero lo que merecería la pena es no encerrarnos en sólo dar solución a asuntos de “política interna”; trabajar por encontrar a los candidatos con perfiles de cierta representatividad y proyección social, a la vez que se valore el principio de mérito y, en su caso la valoración de la labor realizada por el socialismo, y, pensar en cómo estimular a la militancia (que de momento no dice ni pío) y a un electorado que muestra un hartazgo real.