
Meses atrás tuve conocimiento de una iniciativa internacional que me dejó dudando de su utilidad. Me refiero al ‘Proyecto Gran Simio’. Con el paso de los meses he comprendido muy bien el por qué de la acción y el despliegue político que en algunos países se está dando.
En España, el Congreso de los Diputados ha reconocido la necesidad de preservar de la experimentación científica a los simios, una especie en peligro de extinción.
El acuerdo alcanzado entre los grupos parlamentarios insta al Gobierno socialista a sumarse en un plazo de cuatro meses a dicho proyecto. Un año después de la adhesión al mismo, el gobierno español tendrá que adecuar la legislación para prohibir la experimentación e investigación que dañe a los simios y no redunde en su beneficio, o su tenencia con fines comerciales o para espectáculos.
Como se suele decir y aun que tengamos otras cosas más “calentitas” por estos pagos (crisis económica, creciente desempleo, que no se llega a fin de mes….), me alegra enormemente esta decisión tomada por nuestros recién elegidos representantes.
¿Por qué habrá gente que diga que “la política se la repanfinfla”?