Esta popular frase transmite la importancia de ser precavidos y la conveniencia de anticiparse a los hechos aplicando medidas que permitan prevenir problemas en el futuro.
Sirva esta entradilla para hablar sobre el orden mundial que nos quieren imponer EEUU y Rusia en el que la influencia geopolítica de estas naciones, el rol económico y el personalismo de sus líderes se entrelazan para herir de muerte las democracias. Donde el otrora socio, Donald Trump, ya ha dejado claro que no le gustan las organizaciones multilaterales, suspendido la financiación para la agencia de los refugiados en Gaza, o se haya retirado del Consejo de Derechos Humanos de la propia ONU. Todo apunta a un nuevo sistema geopolítico y un nuevo orden económico.
Y, ante esto, ¿cuál es la actitud que mantienen a
lgunos ciudadanos de la izquierda? Dudar y abiertamente situarse en contra del qué hacer ante el golpe dado por el NAZItrumputismo, a la par de ver políticamente en el pacifismo la salida para enfrentarse al imperialismo agresor yanki y ruso.
No hace tanto tiempo muchos de estos que ahora enarbolan la bandera del pacifismo, se manifestaban bajo el principio: “no se puede ser neutral ante una injusticia” y, hoy se refugian en el buenismo. Los que dicen que no ven la solución en lo dicho estos últimos días por la Comisión o el Consejo Europeo, harían bien en aclarar como hubieran defendido estos tres años al pueblo ucraniano y su soberanía como Estado. ¿Con flores y canciones?
Ya en la segunda quincena de marzo en un pleno del Congreso de los Diputados, Sumar se desmarca del PSOE y vota en contra de la estrategia europea en defensa y seguridad y en favor de la salida de la OTAN. Paralelamente el PP evita condenar las amenazas de Trump a otros países.
Puede que muchos de estos políticos vean las fronteras rusas muy lejanas, pero sinceramente, pregunto especialmente a la izquierda ¿Qué harían si fuéramos atacados por el amigo de EEUU y vecino del sur que tenemos? Me refiero a Marruecos. ¿¿O si Rusia invade alguna de las repúblicas bálticas?? ¿¿Seguirían instaladas en la pose de: ¡¡Haz el amor y no la guerra??
Así las cosas, me veo obligado a evocar a Martin Niemöller que pasó los últimos ocho años del dominio nazi, de 1937 a 1945, en prisiones y campos de concentración, aunque quizá lo recordemos más por su declaración hecha en la postguerra: “Primero vinieron por los socialistas, y guardé silencio porque no era socialista. Luego vinieron por los sindicalistas, y no hablé porque no era sindicalista. Luego vinieron por los judíos, y no dije nada porque no era judío. Luego vinieron por mí, y para entonces ya no quedaba nadie que hablara en mi nombre”.
De verdad. Con todo respeto. Seguir pensando que estamos en la década de los 80 donde se coreaba el lema OTAN NO, demuestra un infantilismo político carente de análisis crítico de la realidad en la que nos encontramos.
Me niego a colaborar con aquellos que rechazan la lógica de la prevención mediante el aumento de las capacidades en defensa y seguridad unitaria del conjunto de la Unión Europea, junto a la necesaria cooperación con aliados estratégicos como Reino Unido, Noruega y Turquía. Estamos. ¿O no estamos?