
Me llegó un mensaje recordándome que podía ver por la TVE el debate del Estado de la Región y pronto y bien mandado así lo hice. Después de escuchar y aguantar el tono de varios de los intervinientes saqué varias conclusiones.
1º. Poco o nada me atraía para seguir conectado al susodicho programa televisivo jalonado de velados insultos, alusiones al pasado franquista, el GAL, lagrimitas por los parientes no presentes….Vamos, mucha mirada retrospectiva que poco o nada tiene que ver con el momento actual.
2º. Algunos políticos -que no el programa-, seguro que generaron más distanciamiento entre la clase política y el pueblo que merecen no repetir en este u otros escenarios. El populismo, el entrar al trapo, el no ofrecer soluciones posibles son el caldo de cultivo de la “antipolítica” en el que las derechas se mueven a la perfección. ¡Peligro!
Por lo tanto, se exige más prudencia en el discurso y más acercamiento a los ciudadanos ofreciéndoles alternativas. Ya no vale con saber describir los problemas, pues todos somos geniales y, luego bien vender mediáticamente al político de turno. No, la gente quiere claridad entre derechas e izquierdas y la consiguiente coherencia entre discursos y acción.
Lo malo es que estamos viviendo entre las coordenadas del caciquismo y una “nueva vía/tercera vía” cada vez más desnortada.
1º. Poco o nada me atraía para seguir conectado al susodicho programa televisivo jalonado de velados insultos, alusiones al pasado franquista, el GAL, lagrimitas por los parientes no presentes….Vamos, mucha mirada retrospectiva que poco o nada tiene que ver con el momento actual.
2º. Algunos políticos -que no el programa-, seguro que generaron más distanciamiento entre la clase política y el pueblo que merecen no repetir en este u otros escenarios. El populismo, el entrar al trapo, el no ofrecer soluciones posibles son el caldo de cultivo de la “antipolítica” en el que las derechas se mueven a la perfección. ¡Peligro!
Por lo tanto, se exige más prudencia en el discurso y más acercamiento a los ciudadanos ofreciéndoles alternativas. Ya no vale con saber describir los problemas, pues todos somos geniales y, luego bien vender mediáticamente al político de turno. No, la gente quiere claridad entre derechas e izquierdas y la consiguiente coherencia entre discursos y acción.
Lo malo es que estamos viviendo entre las coordenadas del caciquismo y una “nueva vía/tercera vía” cada vez más desnortada.