18/9/19

EL SILENCIO

Me recuerdan el siguiente pasaje en el que el apóstol Pedro se hizo el olvidadizo negando por tres veces el conocer al Señor Jesús. No fue el silencio su acción, pues contestó a sus interlocutores, sino precisamente el mentir para luego ponerse a llorar amargamente.

Traigo esto a colación por que me cuentan que en un foro muy importante -y ya van dos veces-, tras las primeras intervenciones de los “encumbrados”, los escuchantes allí convocados, al contrario de lo que hizo Pedro, se mantuvieron silentes. Y me pregunto ¿por qué? Pienso que esta actitud no es casual y más me temo que este silencio obedece a que a veces, éste, el silencio, habla cuando las palabras no pueden. Digo ¿no pueden? Que raro.

En cualquier caso los “encumbrados” deberían estar preocupados de que sus “fieles” no tomaran la palabra para manifestarse a favor o en contra de lo expuesto. O ¿es que les da igual?  Sea lo que fuere yo estaría con la mosca detrás de la oreja pues, el silencio es una forma de comunicar que puede ser tanto un parapeto como un bisturí con el que escudarnos como también para zaherir al de enfrente. ¡Ojo!

Así que este silencio mantenido en el foro, más me da que tiene tintes de una sabia pose combinada con un cierto enfado.

Como se suele decir. A VECES NUESTRO SILENCIO ES EL GRITO MÁS FUERTE. Vamos para llorar.

No hay comentarios: